miércoles, 24 de enero de 2018







Sobre el cuento "La espera", El Aleph, 1949


En el cuento “La espera” (incluido en El Aleph en 1952, tres años después
de su publicación), un innominado personaje del mundo del hampa,
que para ocultarse  adopta  el nombre de su enemigo, se esconde en una
pensión a la espera de poder permanecer con vida o de sucumbir
en manos de su enemigo. La llegada de éste, del verdadero Alejandro Villari,
al final del relato, aporta cierto alivio al fugitivo, que es el alivio
“propio de estar en el día siguiente” como dice Borges cuando
se refiere a  Emma Zunz. Resulta difícil no pensar en “El milagro secreto”,
cuyo protagonista, el escritor checo Jaromir Hladik, que se sabe
inapelablemente condenado a muerte, le  pide a Dios
que le conceda un año para terminar su obra de teatro inconclusa.
En “La espera”, el falso Villari sucumbe aliviado, y en
“El milagro secreto”, Hladik sucumbe justificado por haber podido
dar fin a la obra de teatro. Ambos reciben un disparo,
un disparo larga y dolorosamente esperado.

Lo que hay en común en ambos relatos
es la espera penosa de lo inminente, de lo amenazante.
En la espera hay esperanza, remota, pero la hay.
No es imposible que el falso Villari pueda escapar a su destino.
No así en el cuento de Ficciones, donde en el tiempo que
fantásticamente Dios le concede al poeta, que dura unos breves minutos
que para él son un año, ejecuta su deber. En ambos relatos Borges
reflexiona sobre el tiempo, la cuestión filosófica que más le interesó.
La espera es una posición subjetiva, positiva en la promesa

y negativa en la amenaza.

En estos dos cuentos, se trata de esta última, experimentada por
personajes completamente distintos: un escritor judío
condenado por los nazis y un maleante que es perseguido
por otro hombre del hampa, a fin de saldar alguna deuda cuya naturaleza
nunca se sabrá.

Posteado el 24-1-2018

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